Yo no creo

Para los ateos como yo, los excesivamente ateos y provocadores, siempre hay un momento en la cena grupal en el que un pelotudo levanta un poco la voz y pregunta: ¿Por qué no crees en Dios?

En realidad yo no es que no crea, creo, pero pienso que el tipo (o la mina, porque eso del machismo feligrés es otra pelotudez) es un idiota, o tal vez un cobarde, o un flojo. Dios, o como se llame, debe existir; el problema es que renunció. Cuando digo "renunció" la mitad de los presentes se atraganta, o se rasca la cabeza o intenta matarme clavándome tenedores, incluso cucharas. Es importante cuando uno es un provocador saber quién es el que tiene el cuchillo más grande en la mesa. Pero eso es otro tema. También es otro tema que los vegetarianos también deben ser víctimas de cuestionarios civiles mediocres, pero yo no soy vegetariano, soy ateo, así que sigamos.

Para mí el universo tal como inventamos que lo conocemos es un proyecto de ciencia mal ejecutado, un apenas aprobado, funciona pero con fallas, muchas. Y encima tiene un virus muy potente llamado humano al que le gusta destruir, armar, destruir. Una especie muy bipolar, o muy dialéctica, aunque la verdad de las cosas hoy solo podemos decir que somos un virus, una plaga que se amenaza a sí misma, porque cuando hablamos de calentamiento global hablamos de un planeta invivible para nosotros y los demás animales, pero cuando nosotros desaparezcamos, la tierra ni se va a acordar de los mamíferos, de los invertebrados, de las canchas de futbol, de Shakira, de Ayrton Sena.

Y ojo, que dios no sea un superpotente demiurgo, que apenas sea una rata aprobando con 4, una señora que no sabe ocupar el power point, no es problema para él, es más bien problema para sus creyentes. Vuelvo a Shakira: yo creo que cuando la rubia colombiana (que canta como masticando un hamster) entra a la pieza de una fan que se peina como ella, que tiene 200 discos de ella con sus shows en vivo en Belice y la Guayana Francesa, que tiene las cortinas, las sábanas, los calzones con su cara, debe sentirse parte de el olimpo contemporáneo y le debe dar por pensar en crear un planeta o un universo. Y quizás Dioa no sea más que eso, una Shakira a la que se le acercó un científico narco y construyó esto, como le salió, como en sueños lo garabateó con estos virósicos seres caminando un tercer planeta de un sistema solar subalterno.