26.10.09

Cosas de volado I

Enrique necesita un notebook y cotiza en tres, cuatro, seis tiendas de la ciudad, pero se imagina que en Buenos Aires es más barato, entonces se mete a google y a mercado libre y consigue un HP de la puta madre por 5000 mangos, pero hay algo que lo inquieta, le busca la quinta pata al gato hasta que da con el tipo de cambio y con el recuerdo de Esteban su primo diciéndole que la economía fuerta del continente hoy es Chile y que por ende la electrónica es más barata cruzando los Andes entonces entra nuevamente en google y mercado libre y obvio, está más barato, ahora lo saca por 3500, pero se tiene que pagar el viaje y ahí pierde; pide despacho, le está saliendo 3800. Busco en China o en Panama o en Miami, se dice, ahí tengo mejor precio y más alternativas de transporte. Compra el HP de 13.7 pulgadas con 3 tb en RAM y 6GB en disco duro sólido en Miami. Después se compra un mouse porque el que traen los notebooks le parece ingobernable, ahora en Shangai. Compra carne en Brasil y Yerba en la Rosario de Uruguay. De Francia trae el pan y la mantequilla de Cañada Rosquin. Planifica tiempos de embarque, temporadas altas, Dow Jones, efecto tequila, acciones de empresas desarrolladoras de robótica. Pero la mata la tiene en el patio, esperando abril.

Esto texto nace de una repisa de objetos que estoy armando, una repisa para objetos extranjeros, viajados, regalados por amigos que se fueron a algún sitio del planeta y volvieron. Me importan las chucherias, acaso hechas con las manos, acaso hechas con las sobras. Y así pensé que podría comprar esas cosas, esas chucherías, por internet. Y obviamente no quedaba otra que reirme de ese momento declaradamente idiota.

Wathever (así se llama un amigo), cierro con Livin on the frontline, el reggae campeón en la categoría sintetizadores, homenajeando el remate del relato y unos años felices en los que el que viajaba era yo.

No hay comentarios: