Lo más reprochable de entrar borracho a una tina es que a los pocos minutos de la inmersión arrivan unas ganas insoportables de mear.
El dilema que se presenta puede definir ontológicamente a un sujeto: Algunos decidirán salir del agua y mear de parados, escurriendo en el piso del baño. Otros mearán en la tina y se bañarán en su propio orín. Total (dirán) hay minas y tipos que lo toman en ayunas. ¿Qué me va a hacer? Tal vez hasta tiene graduación alcohólica.
Tabúes, prejuicios, sanidad, sublimación, pactos higiénicos, empleadas domésticas, trapos de piso, fracturas; cada uno tendrá su palabra asociada a este panorama. La mía es espiráculo.
El quid es que mientras meaba en la tina, se me ocurrió empezar a cantar este clásico de Divididos.
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